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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Historia

La formación de América del Norte (23 page)

BOOK: La formación de América del Norte
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En 1698 exploraron el delta del Mississippi, y luego, en 1699, fundaron la primera colonia francesa de la costa del golfo, a unos 100 kilómetros al oeste del río, cerca de la actual ciudad de Biloxi. Iberville murió en 1706, pero su hermano siguió la labor.

En 1710 fue fundada Mobile, a 80 kilómetros aun más al Oeste, y luego, en 1716, se creó Natchez, a 420 kilómetros aguas arriba del río Mississippi. Finalmente, Nueva Orleans fue fundada en 1718, a unos 115 kilómetros de la desembocadura del río. Floreció y en 1722 fue convertida en la capital de toda la vasta Lusiana.

La dominación francesa en el Mississippi superior y en la región de los Grandes Lagos también fue reforzada. En Detroit, entre el lago Huron y el lago Erie, se creó una colonia, en 1701, por Antoine de la Mothe Cadillac. En rápida sucesión fueron fundadas Kaskaskia y Cahokia en lo que es hoy Illinois y (en 1705) Vincennes en lo que es ahora Indiana. En verdad se creó toda una cadena de fuertes en la extensión que va de los Grandes Lagos al golfo.

Todo esto los franceses lo hicieron sin hallar serios obstáculos por parte de otros europeos. Los españoles estaban desolados. En 1698, tan pronto como la expedición de Iberville empezó a explorar el Delta, los españoles fundaron una colonia en Pensacola, sobre la costa del golfo, en un intento de bloquear la expansión francesa hacia la Florida. En 1718 fundaron San Antonio de Texas, para impedir su expansión hacia México. Los indios del Sudeste impidieron a los franceses alejarse demasiado al este del Mississippi inferior.

Pero la potencia española en la Florida fue destruida por las incursiones de Carolina durante la guerra de la reina Ana, y los indios quedaron debilitados por sus guerras contra los colonos ingleses.

En general, los franceses se expandieron constantemente, de modo que, después de la guerra de la reina Ana, mientras Inglaterra obtenía las heladas costas de la bahía de Hudson y la península de Nueva Escocia, Francia consolidaba su dominación sobre más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados del interior, una extensión de fuerza y riqueza potenciales incalculables. Las apuestas se habían elevado, en verdad.

Y mientras ocurría esto, otra nación entraba en la carrera por la conquista de tierras en América del Norte, pero en una zona muy diferente.

En los dos siglos que siguieron a los viajes de Colón, la línea costera de las Américas fue explorada y representada en mapas del Este, desde la bahía de Hudson en el extremo norte hasta la punta de Sudamérica en el extremo sur. En el Oeste, la exploración había seguido la línea costera desde la punta de Sudamérica hasta más allá de la costa de California.

Por grandes que fueran las regiones todavía desconocidas del interior de los dos continentes, sólo en el noroeste de América del Norte la línea costera todavía era desconocida. Fue por esa región noroccidental por donde los primeros seres humanos entraron en las Américas muchos miles de años antes, y por la misma ruta entró ahora una nación europea. Esa nación europea era Rusia.

Los rusos vivían en la gran llanura oriental de Europa, entre el mar Báltico y el mar Negro. En el siglo XIII cayeron bajo la dominación de los mongoles y tártaros, y sólo siglo y medio más tarde empezaron a liberarse partes de Rusia.

En 1380 el gobernante de la región que rodeaba a la ciudad de Moscú (región llamada Moscovia en Occidente) derrotó a los dominadores tártaros en batalla. Aunque esto no puso fin a la dominación tártara, hizo de Moscovia la conductora del sentimiento nacional ruso. Bajo una serie de gobernantes fuertes, Moscovia se expandió. En 1478 Iván III se anexó las vastas regiones casi vacías de tierras boscosas del Norte, con lo que ya podemos hablar de Rusia, en vez de Moscovia. Luego, en 1552, su nieto, Iván IV infligió la derrota final a los tártaros y se anexó una gran región al Este, hacia el mar Caspio.

Durante el reinado de Iván IV los comerciantes en pieles rusos, por su cuenta y sin respaldo del gobierno, penetraron en el Este, más allá de la región controlada por las fuerzas rusas. Avanzaron cada vez más lejos, mientras el control gubernamental ruso se desplazaba penosamente tras ellos. En 1581 cruzaron los Urales y se sumergieron en los bosques sin caminos de Siberia. En 1640 aventureros rusos estaban en las costas del océano Pacífico, bien al norte de China.

Puesto que el océano impedía su avance, empezaron a dirigirse hacia el Sur, a tierras más cálidas, lo cual significó un choque inevitable con China. Los rusos, a 10.000 kilómetros del centro de su poder, no podían enfrentarse con los chinos y en 1689 tuvieron que firmar el Tratado de Nerchinsk, que ponía firmes límites a su avance hacia el Sur.

Mas para entonces Rusia había hallado su destino. En 1682 un niño de diez años subió al trono con el nombre de Pedro I. Creció hasta convertirse en un notable gigante de más de dos metros y diez centímetros que era medio monstruo y medio prodigio. Bajo su reinado, Rusia entró en la corriente principal de la historia europea. Pedro hizo todo lo posible por introducir técnicas occidentales en una Rusia letárgica e inerte, por la mera fuerza abrumadora de su propio empuje. Logró en 1709 (mientras se libraba la guerra de la reina Ana en Norteamérica) derrotar a Carlos XII, el rey de Suecia medio loco y medio genio militar, y frenar a los turcos en el lejano Sur.

Seguro por el Oeste, los ojos de Pedro se volvieron hacia el Lejano Oriente. Todavía no estaba en condiciones de desafiar a la potencia china y fue bloqueado al sur de sus vastos dominios siberianos. Esto fue una razón más para que Rusia avanzase en otras direcciones: al Este y cada vez más al Este.

En 1724 Pedro nombró a Vitus Jonassen Bering, un marino danés al servicio de Rusia, jefe de una expedición al lejano este siberiano para establecer si había una conexión terrestre con América del Norte.

Pedro murió al año siguiente, pero Bering prosiguió la exploración con el apoyo de la viuda de Pedro, quien ahora gobernó con el nombre de Catalina I. En Kamchatka, una gran península que sobresale pronunciadamente hacia el Sur en Siberia oriental, construyó barcos e inició una exploración marina que terminó con el descubrimiento, en 1728, de que allí Siberia llegaba a su fin y de que estaba separada por el mar de América del Norte.

Esa separación oceánica, ahora llamada estrecho de Bering en su honor, no es ancha y no constituye una barrera para el avance al continente vecino.

Bering pasó a explorar el brazo de mar situado al sur del estrecho (ahora se lo llama mar de Bering) y en 1741 descubrió la cadena de islas que se esparcen hacia el sur, un arco de islas que van de Siberia a Norteamérica, hoy llamadas islas Aleutianas. En su expedición final de 1741 también avistó la costa meridional de lo que hoy recibe el nombre de Alaska.

Poco después Bering murió de frío, pero sus descubrimientos dieron fundamento a la pretensión de Rusia a la región noroccidental de América del Norte.

Gran Bretaña

Al alborear el nuevo siglo se produjeron cambios importantes también en las colonias inglesas. En verdad dejaron de ser colonias inglesas porque Inglaterra dejó de ser Inglaterra.

Durante un siglo, desde que Jacobo I ascendió al trono inglés, en 1603, Inglaterra y Escocia habían sido gobernadas por el mismo rey pero manteniendo sus legislaturas, leyes y gobiernos separados. Eran naciones independientes unidas solamente por un rey.

Pero después del derrocamiento de Jacobo II preocupó en forma creciente a Inglaterra la posibilidad de que Escocia buscase el retorno a ella de Jacobo II o, después de la muerte de éste, de su hijo, quien se hacía llamar Jacobo III y habría sido Jacobo VIII de Escocia.

Para disminuir la probabilidad de que hubiera en la isla una Escocia verdaderamente independiente, el gobierno de la reina Ana promulgó el Acta de Unión el 6 de marzo de 1707. Escocia renunciaba a su parlamento separado y en lo sucesivo las dos naciones serían gobernadas como una sola. La isla unida iba a ser llamada en adelante Reino Unido de Gran Bretaña (habitualmente llamado, más brevemente, el Reino Unido o Gran Bretaña). Los súbditos de la reina, aunque pudieran considerarse ellos mismos ingleses o escoceses, en lo sucesivo serían oficialmente «británicos».

Así, a partir de 1707, a las colonias costeras fundadas por ingleses o tomadas por ellos debemos llamarlas «colonias británicas».

Las colonias británicas estaban creciendo en población y fuerza, y se expandían constantemente hacia el Oeste, no creando fuertes aislados, como los franceses, sino extendiendo las tierras agrícolas y multiplicando las ciudades. Cubrían cada vez más terrenos y cada vez más sólidamente, y también esto representaba un constante aumento de las apuestas.

El aumento de población no fue una expansión puramente británica. No se pusieron trabas a la inmigración, y durante los años de la guerra de la reina Ana, por ejemplo, más de 30.000 alemanes afluyeron a las colonias. La mayoría de ellos fue a Pensilvania, y las reglones situadas al este de Filadelfía han sido habitadas hasta hoy por los «Pennsylvania Dutch», que son los descendientes, en gran medida, de aquellos primitivos inmigrantes.

Como si el avance hacia el Oeste hubiese dado a Pensilvania menos razones para preocuparse por la extensión más oriental de su región, otorgó a los tres condados meridionales (que antaño habían formado Nueva Suecia) el derecho a tener una legislatura independiente. Esta legislatura se reunió por primera vez el 22 de noviembre de 1704, y los condados se convirtieron en la colonia de Delaware. Pero Delaware siguió reconociendo al gobernador de Pensilvania como su propio gobernador también durante otros tres cuartos de siglo.

Un cambio inverso se produjo al este de Pensilvania, donde dos colonias se convirtieron en una. El 17 de abril de 1702 Jersey Oriental y Jersey Occidental renunciaron a sus cartas separadas y se sumaron una vez más para formar la colonia única de Nueva Jersey.

Más allá de Pensilvania las dos colonias más meridionales, Virginia y Carolina, también avanzaron hacia el Oeste. De las dos, la posición de Carolina era la más débil. Su territorio era grande y su población pequeña; peor aun, siguió concentrada en la zona de Albemarle, en el Norte, cerca de Virginia, y en el Sur cerca de Charleston; el vicegobernador del Norte era responsable ante el gobernador del Sur, y había una vasta extensión de tierras no colonizadas en el medio.

En 1710 se creó Nueva Berna en la desembocadura del río Neuse, a ciento treinta kilómetros al sudoeste de la colonia septentrional de Albemarle, y así se inició el movimiento para llenar el espacio entre el Norte y el Sur.

La tribu Tuscarora de indios, que vivían a lo largo de la costa sur de Albemarle, vio que sus territorios eran invadidos y sus hijos raptados para ser esclavos de los colonos blancos. Acosados hasta lo intolerable, fueron a la guerra a la manera india habitual: con un ataque por sorpresa. Atacaron el 22 de septiembre de 1711, matando a todos los colonos que hallaron en Nueva Berna y el territorio circundante. Hubo doscientos muertos, entre ellos ochenta niños.

Albemarle quedó tan golpeada que fue incapaz de montar el contraataque que casi siempre seguía a la matanza india inicial y que se cobraba diez víctimas por una. Por ello buscó ayuda. La respuesta demostró cuan desunidas estaban las colonias y cuan grande era la indiferencia por el vecino.

Virginia tenía disputas fronterizas con Carolina desde hacía tiempo y cuando llegó el pedido de ayuda la colonia más antigua exigió como precio concesiones territoriales. Carolina se negó, de modo que Virginia se mantuvo ajena al conflicto.

Pero llegaron hombres de la parte meridional de la colonia y durante 1712 y 1713 los tuscaroras fueron derrotados en tres batallas y su poder aplastado. La tribu, afortunadamente para ella, tenía lazos con la Confederación Iroquesa, de modo que los sobrevivientes emigraron al Norte, a Nueva York, y se hicieron allí con nuevos territorios de caza.

Pero la guerra tuscarora demostró cuan poco práctico era gobernar el sector de Albemarle desde Charleston. El 9 de mayo de 1712 la sección de Albemarle recibió el derecho de tener su gobernador propio y la colonia de Carolina se dividió en dos colonias, Carolina del Norte y Carolina del Sur (la primera era la más grande y la segunda la más rica), separación que ha persistido desde entonces.

En 1715 otra y más desesperada guerra india afectó a Carolina del Sur. La tribu india conocida como los yamasíes se había desplazado desde territorio español hacia el Norte, a Carolina del Sur, y atacó. Nuevamente no se recibió ninguna ayuda de la populosa Virginia. Sólo cuando los cheroquíes se unieron a los blancos y atacaron a los yamasíes, éstos fueron reducidos, en 1717.

Las colonias meridionales también eran acosadas por la piratería, que es el asalto de barcos, el robo de sus cargamentos y a menudo el asesinato de sus tripulaciones y pasajeros en alta mar. Puede ser una provechosa ocupación cuando las rutas marinas están impropiamente vigiladas.

Mas para ejercer su profesión los piratas necesitan algún puerto seguro, algún lugar donde descansar de sus viajes, reparar sus barcos, tomar suministros, reclutar nuevas tripulaciones, etc. Hubo innumerables lugares semejantes en las islas menores de las Antillas. También hubo lugares en la costa Carolina, prácticamente despoblada, donde los piratas podían estar a salvo.

Durante la guerra de la reina Ana, los colonos se congratulaban de la presencia de piratas, pues se limitaban a la rica cosecha disponible en los barcos franceses y españoles. Pero luego, cuando también asaltaron barcos británicos y coloniales, su popularidad se desvaneció bruscamente.

Algunos de esos piratas se hicieron famosos (y, como los bandidos pintorescos de toda clase, fueron idealizados después de que su muerte hiciese desaparecer su peligrosidad). El capitán Kidd es el más famoso, quizás, aunque fue realmente un profesional de poca categoría en este campo. Su nombre era William Kidd, era hijo de un pastor presbiteriano y había nacido en Escocia. En 1695 recibió la comisión de capturar piratas que atacaban a barcos británicos en el océano Indico. Pero, en cambio, se hizo con algunos barcos y se convirtió él mismo en pirata.

Luego navegó hacia las Antillas, donde se enteró de que era buscado como pirata. Trató de probar su inocencia, sosteniendo que se había visto obligado a realizar acciones piratas por una tripulación amotinada que estaba resentida por la falta de pago. Pero su historia no fue convincente. El 6 de Julio de 1699 fue llevado bajo vigilancia a Boston. Luego se lo envió a Inglaterra para ser juzgado y fue hallado culpable. Se lo ahorcó el 23 de mayo de 1701.

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