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Authors: Noelia Amarillo

Tags: #Erótico

Falsas apariencias (26 page)

BOOK: Falsas apariencias
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—¿Pero qué? Dímelo, cielo. Ya sabes lo que prometimos.

—Que nunca nos mentiríamos... ¿vale? —Inspiró profundamente y se lo lanzó a la cara—. ¿Y si no es bueno? María y El Huesos no lo fueron y mis padres no se dieron cuenta. ¿Y si te equivocas? Tú misma has dicho que ya metiste la pata una vez.

—Sí, la metí, por eso tengo mucho cuidado de no volver a meterla. Pero si no te fías... mmh... Dani y Javi opinan que es un buen tipo. Y Pili también.

—¿Y Ruth? —Mar conocía bien a los amigos de Luka y sabía cómo era Ruth.

—Bueno, Ruth no opina que sea malo, solo que no tiene la cabeza bien puesta sobre los hombros. Pero eso no es malo... solo significa... — ¿Cómo explicar a una niña de once años la prevención de enfermedades sexuales?— que es muy despistado.

—¿Puedo conocerlo?

—Aps... ¿para qué?

—Parece importante.

—¿Alex? Qué vaaaaa, nada más lejos de la realidad. Es una persona que conocí el otro día y con la que me resulta divertido hablar. —Y sentir su compañía y dormir con él y ver películas y contarle mis cosas, y... en definitiva, estar con él... ¡Ay, Dios!

—Ahh... ¿pero es tu amigo?

—Sí. En principio sí —respondió dudosa, no le gustaba nada el cariz que estaba tomando la conversación, ni sus pensamientos... ¿era su amigo? Sí. Y más.

—¿Y crees que alguna vez será algo más que un amigo? —Mar había visto a demasiados "amigos" con su madre y si tía Luka tenía un "amigo" quería estar preparada para lo peor... cuando lo conociera y viera que era una persona peligrosa, podría hablar con ella y decírselo... y lo mismo tía Luka le hacía más caso que su madre, aunque no lo creía. Le entraron ganas de llorar, volvería a pasar, lo sabía.

—No. Definitivamente no. —Dios mío, Mar veía demasiado para ser una niña—. ¿Has visto mi casa? Es muy pequeña, ¿dónde lo metería? —preguntó intentado bromear. Si no se entendía ella misma, ¿cómo se lo iba a explicar a Mar?

—Podrías guardarlo bien dobladito en el jacuzzi enano... —respondió riendo y luego asestó la puñalada—. Pues si sólo es un amigo quiero conocerlo, igual que a los demás.

—Aps, bueno, se lo puedo consultar, lo cierto es que es una persona muy ocupada y no sé si va a poder ser.

—¡No me lo quieres presentar! —Era malo, seguro que era malo, por eso no se lo quería presentar, para que no lo descubriera, seguro que se emborrachaba y rompía cosas y haría que Luka fuera como él y los dos se reirían de ella y se la olvidarían en la calle y no volverían a estar juntas como ahora. No pudo pensar más. Se echó a llorar.

—No, mi elfa preciosa, no llores. Claro que te lo quiero presentar, es solo que no sé si podrá ser.

—No pasa nada, pero... ¿te volveré a ver el cuarto domingo? —Hipó haciéndose a la idea de que todo iba a empezar a ir mal. Otra vez.

—Claro que sí. —Miró a la niña y supo todo lo que pasaba por su cabeza en ese momento, el Huesos y Enar... y ahora ella le contaba sobre Alex y se negaba a presentárselo... como su madre cuando todavía era coherente. Se decidió en un segundo—. Y además, le convenceré para que se pase un ratito pequeñín a vernos, seguro que para poco tiempo sí que encuentra hueco.

—¿De verdad? —Cuando lo conociera, si era una mala persona, que lo sería, convencería a tía Luka para que se alejara de él. Y de paso hablaría con Ruth por teléfono a ver qué opinaba realmente. Ruth sabía bien lo que se hacía.

—De verdad de la buena.

La velada terminó apoteósicamente con la representación magistral de Grease, un CD con la banda sonora en español del musical y cenando una pizza sentadas en la cocina de Irene. Daban las doce de la noche cuando regresó a su casa; sabía que llegarían tarde cuando compró las entradas pero había merecido la pena hasta el último minuto del día. Lo malo es que ahora que estaba sola se enfrentaba a un gran dilema. No sabía si volvería a ver a Alex, no sabía si seguirían siendo... ¿el qué? ¿Pareja? ¿Amigos?

Dentro de dos semanas él podía haber desaparecido del mapa o no querría conocer a Mar. ¿Y si era al contrario? ¿Y si seguían viéndose? ¿Y si era tan buen tipo como parecía? Si se seguía mostrando tan agradable y encantador entonces Luka tendría un gran problema, porque Alex era perfectamente capaz de encandilar a Mar igual que le había encandilado a ella y entonces Mar podría pensar en él como "tío Alex", y si Mar empezaba a pensar eso ya serían dos las que lo pensarían porque... y esto era lo más peligroso, a veces, sin darse cuenta, sin quererlo, ella ya lo pensaba. Lo imaginaba con ella en casa, todos los días, durante toda su vida. ¡Ay, Dios! JAMAS, se prometió a sí misma. Por encima de su cadáver. Su vida era perfecta tal cual estaba y Alex era un E.S.E., un Encuentro Sexual Esporádico. Y no iba a ser nada más. Ni loca.

Capítulo 15

Lunes 10 de noviembre de 2008

Lo primero que hizo Luka el lunes fue llamar a Dani para avisar de que llegaría tarde, lo segundo, buscar una clínica privada y hacerse los análisis de sangre, lo tercero, comprar una cerradura nueva para la puerta de su casa, lo cuarto, trabajar, trabajar y trabajar.

Cuando por fin llegó a casa eran las nueve de la noche, jugó con sus niñas, cambió la cerradura, cenó y por último miró los correos; no los quería mirar, no quería saber si Alex había cumplido su palabra de escribir. Porque si no escribía significaba "adiós, muy buenas", y eso era bueno porque ella lo interpretaría como el fin de las expectativas afectivas. No es que le hiciera mucha gracia, pero se evitaría complicaciones futuras. Pero... si escribía... ella se haría ilusiones, y cuando la empezara a putear, porque la putearía, acabaría hecha polvo...

Clickeó sobre el icono del Thunderbird.

Correos de sus amigas interesadas por Mar y por saber cómo había ido el domingo, un correo de su madre, seguía en la playa, correos vendiéndole cosas y, medio oculto en toneladas de propaganda, un correo de Alex.

Se lo pensó un buen rato antes de abrirlo, lo leyó y se quedó impactada... era peor de lo que pensaba. No solo se estaba haciendo demasiadas ilusiones, sino que él encima la alentaba... ¡Ay, Dios! Cuando se diera el batacazo iba a ser tremendo.

Estaba molido.

En un solo día se hizo análisis de sangre, consiguió los materiales de Dani, habló con el arquitecto, con el aparejador, con los obreros, y puso en marcha el proyecto de la nave industrial; en un par de semanas podría empezar a trabajar en serio.

Por la tarde había visitado el ático que pensaba alquilar en la calle Retamas. Era impresionante. Totalmente amueblado, tres habitaciones, dos cuartos de baño, cocina con office, salón comedor y, lo más importante... en la parte de arriba, en el ático propiamente dicho, un espacio diáfano con todas las paredes forradas de espejo.

Se puso duro solo con pensar lo que podría hacer allí. Con Luka. Dentro de Luka. Sobre Luka. Las posibilidades eran infinitas.

La dueña le explicó que la anterior inquilina practicaba ballet en ese espacio. A él le daba exactamente lo mismo para qué utilizara el ático, lo que le importaba en esos momentos —a él y a su erección— era para qué lo iba a usar él. Demonios. Firmó el contrato al momento. Alquiler por seis meses renovable por otros seis y con opción a compra.

Al llegar al hotel encargó por Internet sábanas, toallas, mantelería, vajilla... Después habló por teléfono con sus padres contándoles las cuestiones del trabajo e indicándoles que le mandaran las cajas que había dejado embaladas en el sótano a su nueva dirección y, sin saber qué mosca le había picado, les comentó, así como de pasada, que había hecho alguna que otra amistad... Su madre en seguida preguntó de qué sexo, él respondió, su madre le previno, él la ignoró, su madre se preocupó, él le refirió que se hiciera a la idea, su madre se asombró, él le confirmó que Luka era especial y su padre sonrió mientras escuchaba a escondidas desde el teléfono supletorio. Sí, señor. No te acobardes, hijo, que tu madre solo te pica para que caigas aún más profundo, pensó intrigante.

Alex colgó el teléfono, sacó papel y lápiz y comenzó a dibujar detalladamente lo que quería poner dentro del ático. Este era muy espacioso, ocho metros de largo por cinco de ancho con una puerta corredera de cristal que daba a una enorme terraza y una escalera de caracol en una esquina que bajaba al piso inferior. Le cabría todo perfectamente. Investigó por Internet a ver si eran posibles algunas de las cosas que buscaba, y sí, sin ningún problema.

Coloreó la cama de dos metros que iría en el centro, justo enfrente de la terraza, se puso duro imaginando a su chica, es decir, Luka, tumbada sobre ella desnuda, por supuesto... y ya que estaba imaginando, lo hizo a su gusto.
Estaba atada con cintas de seda a los postes de la cama,
frunció el ceño, borró el cabecero y dibujó unos postes, soltó el lápiz y se desabrochó los botones, la bragueta le estaba apretando considerablemente, y ya que tenía la mano por esa zona, decidió comprobar el tamaño de su erección... diez dedos... no estaba nada mal, pero podía superarse... ¿por dónde iba? Ah, sí...
Luka atada a la cama, las piernas y brazos extendidos en forma de aspa, él arrodillado ante ella lamiendo su jugosa vagina.
Acarició su polla arriba y abajo, el glande se hinchó ante el contacto. Deslizó la piel desde el frenillo hacia la base a la vez que con el pulgar frotaba el capullo.

Seguía bebiendo de la vagina, sentía el sabor dulce y a la vez salado que emanaba de ella, le introdujo dos dedos, ella los aprisionó, le introdujo un tercero y bombeó, la oía gemir desesperada.
Le daría más, pensó a la vez que fuera del sueño se masturbaba más rápido, más fuerte, más apretado sobre su pene.

La imagen cambió, ahora Luka estaba de rodillas sobre la mesa de cristal que pensaba poner pegada a los espejos, con el culo en pompa, tentándolo.
Le temblaba la mano mientras se acariciaba la polla, los muslos se le habían puesto duros como rocas.
Imaginó sus grandes manos separando el trasero dispuesto de su chica mientras él se lo mordía ansioso, el pulgar trazando círculos sobre el ano, la vagina húmeda y anhelante...

Sus propias nalgas se apretaron en respuesta mientras los dedos que masajeaban la polla subían y bajaban cada vez más rápido. Metió la mano que tenía libre por dentro de los pantalones hasta alcanzar los testículos, estaban tensos, alzados, acarició delicadamente la bolsa que los contenía mientras sentía que los espasmos de placer se elevaban por su pelvis.

La cara extasiada de Luka se reflejaba en los espejos que los rodeaban, se mordía los labios para contener los jadeos mientras él introducía el pulgar en su ano, las tetas se balanceaban delante y detrás con los pezones gruesos y duros como perlas, cogió uno de ellos entre sus dedos y apretó
. Oprimió más su polla con movimientos espasmódicos y desacompasados ante el inminente orgasmo, sus testículos ardieron y el placer recorrió su cuerpo hasta escapar fulminante por la abertura de su verga formando un charco de semen sobre su abdomen.

Dejó caer manos y cabeza, todavía sentado en la silla de la habitación de su hotel. Joder. ¿Cuánto tiempo hacía que no se masturbaba? ¿Y que disfrutaba tanto haciéndolo? Ni se sabe.

Se duchó, más para calmarse que por estar limpio, y cogió el teléfono.

—¿Dani? Soy Alex, hemos tenido suerte, mañana tengo reparto por Madrid y he conseguido meter dentro lo que nos hace falta. ¿Dónde lo llevo?... ¿En el Ventorro del Cano? Vaya casualidad, ahí es donde he comprado la nave para mi empresa... Si ya la he apuntado... Oye... te iba a preguntar una cosa que he visto por Internet... ¿es cierto que hay un cristal tan resistente que puede servir como suelo?... Ajá... ¿Y vale también de mesa? Eh... pues lo quiero para ponerlo en el ático que he alquilado... De mesa... Sí, Joder, para comer sobre el cristal... ¡A ti qué coño te importa lo que voy a comer!... Joder... No, no has acertado... ¡Que no!... ¿Cómo que me lo vas a conseguir como regalo para el éxtasis de Luka? ¡No tiene nada que ver con ella! No me la pienso comer sobre él... No es ninguna trola... vale, piensa lo que quieras... tú mismo... Mañana hablamos...
Ciao.

Joder con Dani, era un puto vidente.

Por último conectó el portátil y escribió un mensaje a Luka.

De: Drácula6969

Para: C3PO

Asunto: te echo de menos

Hola preciosa.

Siento no haber podido escribir antes pero hoy he tenido un día imposible con los asuntos del curro; al final he conseguido ponerlo todo en marcha y espero que en un par de semanas la nave esté operativa. Me hice los análisis, en un par de días sabré los resultados. Por la tarde he estado por tu barrio mirando pisos para alquilar ¡y ya he alquilado uno! Como estaba por la zona te he llamado al telefonillo pero no estabas en casa, supongo que seguirías en el curro y es una pena, porque me hace mucha ilusión enseñártelo, si te soy sincero me ha fastidiado bastante no poder verte porque te echo mucho de menos. He soñado contigo y ni siquiera estaba dormido, te he visto frente a mí, cada uno de tus rasgos, cada una de tus sonrisas. Echo de menos tu voz y tus risas, tus caricias y tus silencios. Te visitaré esta noche mientras duermas, me introduciré en tus sueños y te acariciaré con mis deseos. Alex.

Martes 11 de noviembre de 2009

Luka estaba sola en la oficina, sentada frente al monitor, aporreando el teclado con los diez dedos y murmurando para sí misma.

¿Crisis? ¿No dicen que hay crisis? ¿Y dónde está ahora la crisis? A ver, que alguien me lo cuente. Presupuestos, albaranes, facturas... todo por hacer y no deja de sonar el maldito teléfono. ¿No hay crisis? Joder, pues que se note, que son las doce y estoy sin desayunar. ¿Y eso a quién le importa?, ¿eh? A nadie. Cuando alguien se digne a entrar para sustituirme ya será tarde, habré muerto de inanición, pero qué más da... así adelgazo y mira tú por dónde si adelgazo seguro que Gabriel se corre de gusto en los calzoncillos... y sería su primer orgasmo en años... Lo mismo así se digna a sustituirme para que pueda ir a desayunar... Pero qué va... ese no tiene un orgasmo ni aunque la meta en el culo de un caballo...

—¡Ejem!

—Hola, Antonio —dijo Luka volviéndose.

—No deberías hablar así del jefazo, si te oye se va a enfadar.

—No digas tonterías, estar enfadado es su estado natural —contestó Luka al "abuelo" de todos sus empleados—. ¿Has venido a sustituirme?

—No. Dani me ha dicho que salgas.

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