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Authors: Elisabeth G. Iborra

Tags: #humor

Anécdotas de Enfermeras (27 page)

BOOK: Anécdotas de Enfermeras
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—A ver, señora, déme su móvil y ya está.

—Vale, espera, que voy al coche por el bolso que tengo ahí el móvil y ahora te lo digo...

Conclusión: cuando llego, la sangre de la tía María sólo había mojado la gasa superficialmente.

Este mediodía, un señor viene con un ligero dolor en el pecho, se hace un electrocardiograma y le diagnostican un infarto... El médico informa a su mujer:

—Señora, su marido lo que tiene es un infarto.

A lo que la mujer responde:

—Aparte de eso, ¿está grave?

Anécdota real en primero de Enfermería: el profesor de Anatomía habla de la jaula torácica, y empieza a describir el esternón; en un momento dado, comenta que el esternón se sierra para acceder al corazón en una cirugía abierta, y ahí una alumna interviene:

—¿Y luego qué hacen con él?

El profesor la mira y le pregunta:

—¿Tú qué haces cuando se te cae el botón de una camisa?

—Lo tiro —responde la otra sin pensar.

La anécdota hubiera sido completa si el profesor hubiera respondido: «Exacto, nosotros también tiramos luego el esternón», pero le faltó agilidad.

En estos foros sale a colación que los premios Darwin son otorgados a título póstumo a los imbéciles que mejoran la especie humana liquidándose a sí mismos de las formas más ilógicas. Se basan en el axioma de Einstein de que lo único que no tiene límites es la estupidez humana, junto con los postulados de Darwin de que para mejorar la especie sólo sobreviven los más fuertes mediante un proceso de autoselección, así que esta gente se selecciona a sí misma como «no apta» para la evolución y se quitan de en medio ellos solos... Para darle un buen repaso, se recomienda consultar la web, en inglés —www.darwinawards.com—, aunque aquí se extraen y traducen de ella algunos ejemplos que vienen al caso:

El abogado que está enseñando las nuevas oficinas en un rascacielos:

—Estos cristales son irrompibles.

Y para demostrarlo carga con todas sus fuerzas contra la ventana. El cristal no se rompió pero la ventana cedió en el marco y el hombre se cayó con ella desde el piso sesenta.

Mi favorito es el de dos polacos que juegan a ver quién tiene más narices.

—A que no tienes narices de cortarme la pierna —le reta uno.

No, qué va: dicho y hecho...

El único que ha recibido un premio Darwin en vida ha sido un hombre que se quiso hacer una foto con un cangrejo gigante y el molusco optó sólo por extirparle tenazmente cualquier posibilidad de procrear...

El premio Darwin 2006 lo ganó el inglés Phillip, sesenta años, que fue ingresado en el hospital por alguna enfermedad de la piel que se debía tratar con una crema con base de parafina. Ignorando conscientemente la expresa orden de no fumar mientras estuviese en tratamiento, decidió esconderse en el único lugar del hospital donde no hubiese detector de humos: la escalera de incendios. Resultó en una cremación anticipada cuando su ropa y piel impregnadas de parafina decidieron arder al no ocurrírsele nada mejor que apagar la colilla del cigarro con el talón de su zapatilla...

En Italia, un ex portero de veintitrés años intentó engañar a su aseguradora proponiéndole a su primo que le serrara la pierna con una sierra eléctrica con el fin de conseguir la invalidez permanente, que le procuraría un millón de dólares de indemnización. El joven confiaba en sus conocimientos de primeros auxilios para sobrevivir, pero el destino quiso que su primo se pasara de rosca y le segara la arteria principal, con lo cual, cuando los servicios de emergencia

acudieron a la llamada del propio agonizante, éste yacía en un charco de su sangre. El primo fue a la cárcel por homicidio.

Por el mismo motivo —estafar a su seguro del hogar—Musa y su hijo Essa contrataron a un pirómano para que incendiara la bocadillería de debajo de su casa a cambio de unos sesenta mil dólares por un año de trabajo. Lo intentó tres veces sin ningún éxito con un cóctel molotov, rociando sillas con gasolina y prendiéndoles fuego después... Los vecinos llegaron a creer que se trataba de un crimen racista contra los inmigrantes jordanos en Ohio, hasta que Musa se cansó de tirar su dinero y para el cuarto intento decidieron echarle un cable a su mercenario: esparcieron gasolina por todo el local, de manera que una simple cerilla hiciera el resto, pero, trágicamente, al parecer tenían más talento que el supuesto profesional, porque hicieron un paréntesis para fumarse un pitillo y a la primera calada hubo tal explosión de gas que el muro se desplomó sobre ellos y acabaron con quemaduras en el 8o % de sus cuerpos. El pirómano amateur no pasó a mejor vida sino a prisión, por una década.

En Florida dos residentes de veintitrés años, Molly y su marido, habían alquilado una habitación en un motel local probablemente para realizar alguna actividad concerniente a la perpetuación de la especie. Según Molly entró en la habitación del segundo piso, fue directa al balcón que daba a un patio de cemento. La mayoría de los huéspedes habría visto la barandilla como una protección para no caerse, pero a Molly debió de recordarle sus habilidades gimnásticas de la infancia. Llamó a su marido:

—¡Mira lo que todavía puedo hacer!

Fueron sus últimas palabras. Dio un salto sobre la barandilla para impulsarse, como solía hacer, cayó al otro lado, golpeando directamente en el patio situado cinco metros más abajo. Cuando llegó al hospital ya estaba muerta.

En Inglaterra, Geoff les dijo a sus colegas mientras estaban viendo un partido de rugby entre Gales y su mayor rival, Inglaterra:

—Si Gales gana, me corto los huevos.

Sus amigos pensaron que su amigo de veintiséis años estaba bromeado, pero tras la victoria 11 a 9 sobre Inglaterra, Geoff se fue a casa, se castró y anduvo el camino de vuelta hasta el bar para mostrar a sus amigos la evidencia. Era la primera victoria en casa del Gales frente a Inglaterra en doce años. Fue trasladado al hospital, donde permaneció en graves condiciones durante un tiempo.

Ésta podría perfectamente aspirar al Darwin 2007 pero en realidad fue publicada en cantidad de medios de comunicación a todo trapo: un artista enano, conocido por sus espectáculos excéntricos, fue hospitalizado de urgencia después de introducir su pene en una aspiradora, de la que no era posible extraer el miembro viril a causa de una mala maniobra. El incidente se produjo mientras Daniel Blackner, apodado Capitán Dan, el enano demoníaco, del Circo del Horror, preparaba un espectáculo en el que debía atravesar el escenario con el pene dentro de un tubo de aspiradora, según la agencia Press Association. El dispositivo que unía el aparato con el órgano sexual se soltó y el Capitán Dan intentó repararlo con un pegamento muy fuerte. Blackner dejó secar el pegamento durante veinte segundos, en lugar de los veinte minutos recomendados. Al «conectarse» a la aspiradora antes de entrar en el escenario, el pegamento no estaba seco y su pene se adhirió al aparato. Tuvieron que llevar de urgencia al artista enano a un hospital de Edimburgo, en el que su personal logró liberar su órgano sexual después de una hora de esfuerzos.

—Me encontré pegado a una aspiradora, sobre una silla de ruedas —dijo Blackner, quien aseguró—: Fue el momento más molesto de mi vida. Habría querido que se me tragara la tierra.

¿A quién le extraña?

FIN

NOTAS

{1}
Conviene aclarar que «llanitos» es el topónimo coloquial de los gibraltareños, los cuales tienen fama de hacer y decir muchas perogrulladas. Tantas que se las conoce como «llanitadas» por los vecinos linenses, cuyo gentilicio popular es, a su vez, los «piojosos». Cabe añadir que a los ciudadanos de Algeciras se les conoce por los «especiales» y que, en realidad, las denominaciones están intercambiadas. Por lógica, los especiales serían los habitantes de la colonia británica, por no ser ni ingleses ni españoles del todo y por hablar spanglish. Los llanitos fueron, en un principio, los de La Línea, porque habitan la zona más llana del Campo de Gibraltar. Y los piojosos serían los algecireños porque sufrieron una epidemia de piojos a principio del siglo XX. Todo se mezcló debido a que, antes del cierre de la frontera en 1969, floreció sobremanera el comercio entre Algeciras y Gibraltar, de modo que muchos de esos piojosos algecireños se instalaron en el pueblecito de los llanitos situado entre el Peñón y Sierra Morena, de ahí que empezaran a llamar a los linenses «piojosos». El resto de los cambios puede atribuirse al sentido del humor de la zona o a la rivalidad existente entre las tres localidades. Para hacerse una idea de la idiosincrasia llanita, bastan estos chistes que Mará le contó a David González Romero.

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